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Pequeñas dosis de felicidad diaria favorecen la longevidad

Una forma clásica de evaluar la felicidad es preguntar a las personas qué tan satisfechas están con su vida o cómo de felices se sienten con su vida en general. No obstante, esta técnica no está libre de sesgos, ya que, por ejemplo, tendemos a recordar mejor aquello que coincide con nuestro estado de ánimo actual.

Un grupo de investigadores del departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) se propuso evaluar otros aspectos de la felicidad, cuantificando la cantidad de tiempo que las personas pasan sintiéndose bien y mal a lo largo del día.

“De este modo logramos identificar que ambas medidas de bienestar están asociadas con la reducción de la mortalidad. Sin embargo, el trabajo nos permite argumentar que las emociones positivas que experimentamos a lo largo del día están más relacionadas con una mayor longevidad que la satisfacción general con nuestras vidas”, asegura Natalia Martín, autora principal del trabajo, a Sinc.

Tendencia más marcada en personas sin depresión

Los resultados, publicados en la revista Frontiers in Psychology, están basados en 4.753 entrevistas realizadas a personas de todas las comunidades autónomas de España. Estas, además de contestar a una pregunta general de satisfacción con la vida, completaron un cuestionario en el que debieron reconstruir las actividades realizadas a lo largo del día anterior y describir las emociones experimentadas durante su realización. Al cabo de tres años, los investigadores identificaron cuáles de estas personas habían fallecido.

Los investigadores también observaron que la relación entre sentir emociones positivas y reducir la probabilidad de morirse es aún más fuerte en personas que no padecen depresión.

“Estudios previos ya habían indicado que la presencia de depresión se relaciona con bajos niveles de emociones positivas y con una mayor mortalidad. Lo que sugiere nuestro trabajo es que, aunque las personas deprimidas experimenten emociones positivas en su día a día, esto no está asociado con la reducción de su probabilidad de morir, como sí ocurre en el resto de la población”, asegura Natalia Martín.

“Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de alentar a las personas a realizar algún tipo de ejercicio, o a participar en actividades sociales que les permitan aumentar las emociones positivas, y por ende, les ayude a vivir durante más tiempo”, concluye la investigadora.

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